Todos contamos historias cuando el día termina y la noche cae. Acercaros al fuego y veamos que pasa en tal dulce encuentro. Que las historias fluyan, el tiempo se pare y la imaginación eleve nuestros corazones al cielo

jueves, 16 de julio de 2009

2) Muchos y uno

Camino por un oscuro bosque, con un camino de tierra cubierto de hojas frente a mí, borrosos árboles rodeándome. El horizonte desconocido, el camino ya recorrido como una vieja historia. Según recorro el sendero aparecen, una espada en la mano derecha, la miro y su nombre es justicia; un escudo en la siniestra y lo llamo defensa. Con una golpeo cuando no queda más remedio, con el otro defiendo a lo que quiero y a quienes quiero, porque yo no necesito defensa. Sigo el camino y ya no me siento sólo. Un enorme lobo me roza la pierna y se coloca a mi diestra, pelaje oscuro, manchas claras y enormes dientes me sonríe y tranquiliza con su aliento. Noto la tensión bajo su piel, fuego de pasión en la venas y con los músculos prestos a saltar en cuando ve su objetivo. Sé que no se lanzará si no le dejo.
Una sombra se posa en mi hombro, delgada y angulosa ojos grandes sin párpados ni pupilas, sus alas nebulosas intentan cubrirme y agobiarme. “Depresión” es su nombre y conociéndola, puedo entender la de los demás y atravesando sus alas rozar a los míos y recuperar fuerzas.
La bestia aparece detrás mía, negra como el más profundo pozo, enormes dientes en una boca babeante ansiosa de violencia y una dulce voz tentadora que te llevaba a cometer actos malvados. La escucho para saber cuáles son las tentaciones y poder reírme de ellas.
La doncella de ojos negros estrellados y desnuda piel de ébano me abraza por la espalda, curándome la tristeza y diciéndome al oído, - nunca estarás sólo – por eso conmigo nunca nadie es abandonado.
El bufón salta y se ríe de la realidad, rompiendo máscaras y revelando la verdad, aunque a veces su risa oculte el dolor.
Una luz sale de mi frente y flota frente a mí, iluminando la oscuridad, ayudándome a comprender lo que veo sin dejarme influir por el entorno, aunque a veces se ciegue con su propia luz y soberbia.
Todos conmigo, todos soy yo.

Y mirando a los lados, más allá de los arboles os veo a vosotros, a los míos, mi corazón brilla fuerte con una cálida luz anaranjada y a pesar de ese pequeño rincón oscuro que al mirarlo duele, cuando mas os conozco y a mas conozco, mas grande y más fuertes son los tentáculos que os buscan dispuestos a ayudaros y curaros.
Ninguna sombra, ningún dolor es capaz de evitar que os alcance cuando me necesitáis.

Alguien más aparece, un enviado, rostro afilado, largos cabellos negros con ondas acuosas y ropa vaporosa blanca, flotando ligeramente sobre el terreno, su mano se apoya en mi hombro y me da esperanza, alguien que no soy yo está conmigo.
El viaje se vuelve más interesante por momentos y nunca más miraré atrás con dolor por lo dejado, sino más bien con agradecimiento por lo aprendido.

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