Todos contamos historias cuando el día termina y la noche cae. Acercaros al fuego y veamos que pasa en tal dulce encuentro. Que las historias fluyan, el tiempo se pare y la imaginación eleve nuestros corazones al cielo

miércoles, 20 de mayo de 2009

1) Ella

Dura la jornada, después de varias luchas y sangrientos combates por fin un momento de paz.
Reunido con los compañeros, descansamos y tomamos unas pintas al calor de la hoguera.
Empiezan a recordar, antiguos dolores, duras pérdidas y nuevas esperanzas en la victoria.
Llega el momento que no quería que llegase, cada uno recuerda a su mujer, amado, prometida, gente que le espera, que es la fuerza que nos permite luchar sin rendirnos día a día y yo la recuerdo a ella, brotando una triste sonrisa de mis labios.
La vi y mi alma brilló en sus ojos, alta, fuerte, su larga cabellera oscura ocultando sus hombros, una dulce tristeza tiñendo su rostro firme por el cumplimiento del deber. Ella me reconoció pero la ataba su promesa, su lealtad y su sentido de la justicia. Cuanto más cabalgaba a su lado, más cerca la sentía. Cuanto más la veía luchar por lo que debía, mas la respetaba. Cuanto más veía cómo controlando su dolor ayudaba a curar el de los demás mas deseaba acercarme y poder ser uno.
Pero la decisión es suya y ante todo la respetaré, lucharé a su lado si me permite ser su compañero y juntos alcanzaremos nuestro destino, sea el que sea.
Sacudo la cabeza haciendo caer las lágrimas, desafío al destino con una carcajada y mi corazón vuela alto libre del lastre de las dudas. Será lo que tenga que ser y yo estaré preparado.
Ya puedo morir tranquilo habiéndola conocido. Ya puedo vivir sin rendirme.